El Paris Saint-Germain volvió a dejar claro que, en territorio francés, no hay quien lo detenga, con autoridad, dominio absoluto y un estilo de juego que hasta sus rivales aplauden, el equipo dirigido por Luis Enrique se consagró campeón de la Ligue 1 por decimotercera vez en su historia.
La fiesta parisina se desató en un radiante Parque de los Príncipes, luego de la victoria 1-0 sobre el Angers, con un solitario pero valioso gol de Désiré Doué.
Ese tanto bastó para asegurar matemáticamente el campeonato, aprovechando además la derrota del Mónaco ante el Brest.
Como si se tratara de un ritual obligatorio, Luis Enrique fue levantado en hombros y bañado con agua por sus propios jugadores y cuerpo técnico. El técnico español no ocultó su orgullo por lo logrado:
“El club tiene tantos logros. Los objetivos son jugar un fútbol atractivo y salir a ganar trofeos”, expresó sonriente.
Pero no solo fue el entrenador quien habló con el corazón. Marquinhos, capitán del PSG y protagonista de su décimo título de liga, resaltó la unión que existe en este plantel:
“Estamos viendo cosas hermosas este año, una comunión. Este título reconoce el trabajo que hemos hecho”, confesó el defensor brasileño.
Este campeonato no solo representa el cuarto consecutivo para el PSG, sino que podría ser el inicio de una hazaña histórica: convertirse en el primer equipo francés en terminar una temporada de Ligue 1 invicto.
El equipo de Luis Enrique ya levantó la Supercopa de Francia y la liga doméstica, pero el hambre de gloria sigue intacto. Ahora, con el Aston Villa en el horizonte por la Champions League y una final de Copa de Francia ante Reims, el PSG sueña con conquistar un histórico cuádruple.
La era de las superestrellas quedó atrás. Sin Messi, Neymar o Mbappé, este PSG apuesta por el trabajo colectivo, por el futbol elegante y por escribir una nueva historia.
