A medida que avanza el cónclave iniciado este 7 de mayo para elegir al sucesor del papa Francisco, fallecido el 21 de abril, el nombre del cardenal Pietro Parolin resuena con fuerza dentro y fuera del Vaticano. A sus 70 años, este diplomático vaticano de larga trayectoria es considerado uno de los principales favoritos para convertirse en el nuevo pontífice, lo que implicaría el retorno de un papa italiano después de casi medio siglo.
Parolin nació el 17 de enero de 1955 en Schiavon, un pequeño pueblo de la región del Véneto. Hijo de un ferretero y una maestra, perdió a su padre a los 10 años y, desde temprana edad, se inclinó por la vocación religiosa. Ingresó al seminario a los 14 años y fue ordenado sacerdote en 1980. Luego de estudiar Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana, se formó en la Academia Eclesiástica Pontificia, el semillero de la diplomacia de la Santa Sede.
Durante su carrera, ha ocupado cargos clave en la estructura diplomática del Vaticano. Fue destinado a las nunciaturas de Nigeria y México en los años ochenta y noventa, y más tarde se desempeñó como subsecretario de Relaciones con los Estados, donde manejó delicadas relaciones con países como China, Vietnam e Israel. Entre 2009 y 2013 fue nuncio en Venezuela, enfrentando tensiones con el gobierno de Hugo Chávez.
Al frente del cónclave 2025
Su designación como secretario de Estado en 2013 por el papa Francisco lo convirtió en uno de los colaboradores más influyentes del pontífice argentino. Fue nombrado cardenal en 2014 y cardenal-obispo en 2018. Actualmente, preside el cónclave de 2025, al ser el cardenal elector con mayor antigüedad menor de 80 años.
Dentro del cónclave, Parolin es reconocido por su perfil moderado, voz suave y habilidad para la mediación donde compite con otros nombres destacados como Luis Antonio Tagle, Matteo Zuppi y Pierbattista Pizzaballa. Para ser elegido, necesita al menos 92 votos de los 137 cardenales electores. Su experiencia diplomática y su carácter conciliador podrían ser clave en un momento de polarización dentro de la Iglesia y de tensiones geopolíticas mundiales.
Posturas moderadas
En cuestiones doctrinales, Parolin ha mostrado una postura tradicional. En 2015 calificó la legalización del matrimonio homosexual en Irlanda como “una derrota para la humanidad”, aunque en 2024 respaldó con cautela un documento que permite bendecir a parejas del mismo sexo. También se ha declarado abierto a discutir el celibato sacerdotal, destacando que no es un dogma y puede revisarse.
Pese a su cercanía inicial con Francisco, reportes indican que la relación entre ambos se enfrió con el tiempo. Su menor presencia en eventos destacados del último año, como la Semana Santa de 2024, ha sido interpretada por algunos como una señal de distanciamiento.
Aunque nunca ha dirigido una diócesis, lo que podría ser visto como una desventaja frente a perfiles más pastorales, su conocimiento profundo de la maquinaria vaticana y su capacidad para tender puentes lo colocan como un candidato de continuidad con el legado de Francisco, pero con un tono más sobrio y tradicional.